Cada 20 de febrero se conmemora el Día Mundial de la Justicia Social, un concepto basado en la igualdad de oportunidades y los derechos humanos.

Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) “la búsqueda de la justicia social universal representa el núcleo de su misión en la promoción del desarrollo y la dignidad humana”. Es considerado “un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera, dentro los países y entre ellos”.

Uno de los componentes fundamentales es la equidad: imprescindible para que cada persona pueda desarrollar su máximo potencial y para una sociedad en paz. El año pasado se hizo hincapié en superar barreras y desbloquear oportunidades como lema de la campaña mundial y en 2022 se trabajó en las claves para lograr un empleo formal.

Entre las propuestas de este 2024 se incluyen la mejora de una gobernanza inclusiva y eficaz del trabajo, la garantía de oportunidades de empleo y aprendizaje permanente, la reforma de las instituciones para lograr resultados más justos en el mercado laboral y la ampliación de la protección social a lo largo de la vida de las personas. Para ello se aboga por un enfoque integrado en todos estos ámbitos.

Todas las personas poseen necesidades básicas que son comunes y que se traducen en derechos humanos fundamentales: el derecho a la propia identidad, a la supervivencia, a la educación, a expresarnos con libertad y a ser tratados con dignidad y respeto, entre otros. Cuando estas necesidades no se satisfacen nos encontramos frente a inequidades, que pueden darse tanto en los países industrializados como en países en desarrollo.

¿Cuáles son los aspectos claves a tener en cuenta?

Desde Unicef Internacional se explica que existen 3 aspectos elementales en la Justicia Social:

  • CONFLICTO: las inequidades reales o percibidas son una de las fuentes más comunes de conflictos y de violencia entre los individuos, los grupos y los países.
  • POBREZA: es considerada una de las fuentes de injusticia más fundamental y más extendida, ya que no permite el acceso a otros derechos fundamentales.
  • DISCRIMINACIÓN: interfiere en las posibilidades que tienen los individuos de desarrollar su potencial.

Lo que convierte estas situaciones en injusticias es que pueden ser evitadas, por lo que la decisión de promover o de negar la justicia social está en manos de todos, ya sea a nivel individual y colectivo (local, nacional o mundial).

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